El cómico de La Nación
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Sin dudas, la imagen era semejanza. Los anteojos, el frac, el habano y los teléfonos hacían un poco al hombre pero detrás de todo eso se encontraba Mauricio Rajmín Borenstein, conocido por todos como Tato.
No es fàcil la tarea de crear lenguajes, de inventar formas de transmitir y mucho menos si a todo esto le agregamos la política y la sociedad.
Cada monólogo es un grito a la libertad de expresión, la fuerza para opinar y entretener y lograrlo de forma alegre, inocente y genuina fue la marca registrada de Bores. Cada monólogo nos representó en una era política cualquiera. Al fin de cuentas eso no era lo importante sino quién nos lo contaba y como lo hacía.
A pesar de contar con un amor extremo hacia la libertad de expresión, lamentablemente Tato vivió como nadie la censura y la fuerza del poder.
Es así que luego de la muerte de Perón la por entonces presidente Isabelita decide prohibir la emisión del ciclo donde Bores participaba. El gobierno nunca vio con buenos ojos que alguien sea tan inteligente como para cantar la realidad haciendo reir y reflexionar a la gente.
Otra censura fue la del año 92´ a manos de la por entonces jueza Servini de Cubría, ella en aquél momento era sancionada simbólicamente por la justicia, es por ello que debía pagar algo así como unos pesos, un tirón de orejas que Tato Bores intentó representar en sus monólogos pero que la jueza al ver en riesgo su reputación intentó prohibir, de esta manera no sólo se expuso mas sino que quedó en offside ante la justicia que falló a favor del cómico autorizándole a emitir el ciclo sin cortes ni censuras.
En aquella emisión muchos famosos se reunieron y cantaron una canción sobre lo ocurrido, sin dudas fue uno de los tantos momentos históricos en los programas de Tato.
El cómico de La Nación hizo reir pero desde un lugar complejo, entre la difícil realidad de todos los días y la sombra de la censura pero estas adversidades lo destacaron en vez de disminuirlo, es que la gente estuvo del otro lado, recibiendo como siempre sus palabras, las cuales, todas unidas formaban una especie de decálogo del mal político, del mal genio argentino.
En aquel momento el rating, en ocasiones alcanzó un millón y medio de espectadores, una cifra lapidaria que demuestra lo pegada que estaba la gente por este personaje que contaba a toda velocidad lo que nos pasaba y por qué.
El artista que hoy sigue siendo referencia, trabajó en decenas de películas y por mas de 38 años deleitaba en televisión. Desde el último Good Show pasando por Caras y Morisquetas, Tato vs Tato hasta Tato de América paseó en todos y en cada uno de sus ciclos esa impronta que hoy tantos años después nos hace quedar unos minutos mas frente a la tele, mirando y pensando que Tato es mas presente que nunca.
En acción. El siguiente video recrea una imaginaria charlar de Tato con el genocida Videla. Sin decirlo Bores lo dice todo, arremete con ingenio y frescura, un Tato auténtico.