Ringo has come
Parecería que el empeño del público argentino es acrecentar su ego con la visita de músicos extranjeros. Vienen de lejos, hablan inglés y se impresionan felizmente de los cantos, los empujones (pogo) y de la borrachera de felicidad que la audiencia argentina despliega.
Media hora antes de salir a tocar, el público enrojecía las manos "apurando" las cosas. En vano pero lo hacían. Lo hicieron una y otra vez hasta que los minutos por fin se consumieron.
Como un relámpago que sorprende aun en lo previsible de la tormenta, se escucharon pisadas, gritos, ecos de músicos. Era la banda, la All Starr band que acompaña al Beatle en sus periplos musicales. Sonó "It don´t come easy" y la gente extasiada quiso abrazar en un movimiento imaginario al escenario porteño, pero Ringo no estaba aún allí. Se pudo divisar en el frenesí inicial a los artistas que acompañaron a Starr en la histórica noche: Rick Derringer en guitarra, Richard Page en bajo, Wally Palmar en guitarra y armónica , Edgar Winter en saxo, teclados y sintetizador, Gary Wright teclados, Gregg Bissonette en batería y Mark Rivera en saxo y percusión. Al finalizar la intro de la primera canción, Ringo apareció levantando sus brazos con los dedos en "v" y su fresca voz fue como un flechazo de candor para el público.
El "olé, olé olé, Ringoo, Ringoo" se repitió hasta el hartazgo y sin mediar muchos segundos entre su primera interpretación y la segunda, Starr se lanzó con "Honey Don´t", un rock de escasos minutos pero efectivo. Alguien le tiró una remera de Argentina, y devolvió gentilezas mostrándola al público con una sonrisa que lo acompañó en toda la velada.
Vestido de negro y lejos de aparentar 71 años, el ex Beatle fue en busca de su otra mitad: la batería. Toco con pasión un puñado de canciones de sus compañeros: "Choose Love", "Hang on sloopy", "Free ride", interpetada por Winter y "Talking in your sleep" cantada por Wally Palmar fueron las elegidas.
Luego llegó el momento de cantar "para todas las mujeres" I wanna be your man", una canción made in Lennon/McCartney que aparece en el segundo disco de The Rolling Stones. Con Dream Weaver, Gary Wright pudo recordar a George Harrison y una ovación sentida se sintió en todo el Luna Park.
The other side of Liverpool, fue la única canción de su último disco Y Not, pegada a esta le siguió Yellow Submarine y un aura amarilla invadió al estadio porteño. El coro del épico tema penetró en los corazones de la gente, ya en ese momento extasiada de tanto Beatle.
Boys, Photograph, compuesta junto con Geroge Harrison y Act naturally, un cover de Buck Owens, se sumaron a la psidodelia nocturna. El oriundo de Liverpool devolvía sonrisas, movimientos, agite de sus dedos en "v" y hasta palabras en español al finalizar sus canciones. Se desplazó fielmente por cada centímetro del escenario y agredecía por tanto amor, tanta pasión atemporal.
Cuando "With a little help from my friends" se escuchó, Starr supo que la conquista del público argentino era asunto consumado. Aquel tema que integró el disco Sgt. Pepper coronó de forma exquisita su travesía por Argentina. Pero faltaba más, "Give Peace a chance", una canción salida desde el vientre de Lennon que promueve la paz en un coro incansable.
Ringo disfrutó de la paz y cantó la canción de su amigo John, era la culminación de la noche de un artista que no deja de hablar de paz, que atravesó los años y fue parte de un tiempo hermoso. El tiempo que lo transformó de Richard a Ringo.
La enorme estrella que adornaba el centro del escenario se desinflaba y la gente daba vueltas mirándose incrédula, cada una de las almas allí reunidas tenían un pequeño gran tesoro dentro: Habían visto a un Beatle.