miércoles, 7 de diciembre de 2011

Vincent Van Gogh


La tonalidad eterna
        Vincent Van Gogh tuvo su primer contacto con el mundo del arte en plena adolescencia, en ese entonces  se desempeñaba como aprendiz en la compañía Boussod & Valadon, firma que se encargaba del comercio de cuadros, lo que le permitió afincarse por un tiempo en Londres y París y ahondar en lo que luego se convertiría en la pasión de su vida: la pintura; pero su inquieta forma de ver el mundo no eran compatibles con las tradiciones laborales y poco tiempo después  fue despedido.
   Durante ese periodo de inestabilidad y transición trabajó en una librería en la ciudad de Dordretch, Holanda, e intentó, sin éxito, incursionar en una carrera religiosa, emulando a su padre quien supo ser pastor protestante, incluso en Bélgica alcanzó a ejercer labores evangelizadoras para los mineros de precarias condiciones pero al no lograr obtener el rédito económico deseado tuvo que abandonar esa actividad. Estos constantes reveses llevaron al artista holandés a retornar a su hogar paterno.  
       Los continuos cambios y tropiezos que Van Gogh experimentó, no hicieron más que crear una firme convicción dentro suyo: dedicarse a la pintura.
Sus mentores fueron pocos pero influyentes, Jean François Millet, un artista afincado en las zonas rurales cuya afinidad por la vida campestre se representaba en sus trabajos, y Anton Mauve, pintor casado con una prima suya que ejerció el rol de profesor de arte, el único que tuvo Van Gogh a lo largo de su carrera.
Autorretrato. Óleo creado en 1889,  permite acercarse a lo imposible: la mirada del artista
Los dibujos que iba creando fueron sustentados por el dinero de sus más íntimos. El por entonces joven Van Gogh, soñaba con lograr captar lo que su mirada del mundo y todo lo que lo componen en éste contenían. Sin embargo, no se consideraba tan bueno pero si entusiasta y esperanzado en un progreso. "Yo quiero llegar a un punto en que se diga de mi obra: este hombre siente profundamente y este hombre siente delicadamente. A pesar de mi reconocida torpeza". Solía expresar.
La búsqueda de ese color, la tonalidad pérdida o el anhelo por captar la expresión de la gente y los paisajes más diversos, integraban su universo existencial. "Hay en los colores muchas cosas ocultas de armonía y de contraste que colaboran solas y de las cuales no se puede sacar partido sin esto". Afirmaba, al intentar explicar la agudeza de su arte.
Van Gogh era analítico consigo mismo pero también con sus pares. " ¿Por qué los pintores no se tienden la mano para trabajar juntos, como soldados en la misma fila? ¿Por qué las ramas del arte que son las menos costosas, están destinadas a tal menosprecio?". Cuestionaba.
Su hermano Théo, cuatro años menor que él, fue su sostén moral y financiero, a menudo lo ayudaba con dinero y juntos reflexionaban sobre el arte y sus movimientos, el divisionismo, el barroquismo y el impresionismo, conformaban sus tópicos recurrentes.
Los hermanos nacidos en Zundert, Holanda, llegaron a convivir juntos en Paris, pero el carácter irreverente de Van Gogh y su tendencia poco social provocaron una traumática convivencia.
Sin embargo, nunca dejaron ese apego fraternal; es así que en 1872 se da entre ellos a un inicio de una serie de cartas que afirman esta unión, algo que duraría hasta la tempestiva muerte del pintor ocurrida 1890, producto de un disparo provocado por él mismo en su pecho. Su hermano Théo, incondicional hasta en la adversidad, lo acompañó en sus últimos momentos; seis meses después, imitaría también el final de su hermano.