La gráfica y el humor
Desde El Mosquito hasta Humor, pasando por Don Quijote, Caras y Caretas hasta Cascabel y Tia Vicenta, la gráfica y el humor político estuvieron presentes a lo largo de la historia argentina.Cada gobierno lo vivió, cada politico lo sufrió. Ridiculizaciones, caricaturas ofensivas y denuncias en viñetas, estuvieron a la orden del día. Representaron a un país, que a lo largo de sus crisis, se rio siempre de si mismo. Risas y miserias, formas de enardecer al presidente de turno.
La revista El Mosquito, cuyo editores eran Meyer y Cia. irrumpió en la escena nacional el 24 de mayo de 1863 cuando, independencia y constitución eran palabras recién paridas. Serían tres las décadas de humor y lenguaje morzad.La sátira dominical con sus pocas páginas, contribuyó a que comenzara un periodo distinto en cuanto a estilo periodístico: el de la crítica a través de caricaturas. La llegada casi de casualidad de un jóven agricultor de apellido Stein, quien no tuvo suerte en su profesión y a cambio de un poco de dinero comenzó a enseñar dibujo lo que derivó en el contacto a Luciano Choquet, quien sería luego el encargado de dirigir la revista; le dio a El Mosquito una impronta imborrable y lo situó en uno de los ìconos de la gráfica nacional. El trazo de Stalin fue testigo de entre otros hechos históricos, de La Guerra del Paraguay, La Campaña del Desierto o el brote de fiebre amarilla. Todo fue dibujado, la vida política argentina y sus hombres no pudieron ausentarse de las páginas de la revista dominical.
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Portada de la revista "El Mosquito". Sus osados dibujos marcaron un antes y un después en el humor gráfico argentino. |
Don Quijote se dejó de editar a comienzos del siglo pasado pero esto no significó el fin de la historieta política ya que muchos periodistas que la integraron formaron parte de Caras y Caretas, otra de las históricas publicaciones periodísticas. Entre sus páginas se podían hallar relatos sobre diversos temas y dibujos que apuntaban a un público masivo. La propaganda fue importante y esto trajo consigo un avance en lo técnico ya que gracias al aporte de los anunciantes, la revista pudo mantener sus insumos y adquirir cromos y fotograbados. Su primer director fue el entrerriano José S. Alvarez alias Fray Mocho, y se intentó seguir una linea periodística al servicio del ciudadano y atestiguando cada detalle de la vida sociopolítica de entonces; en las cuales la inmigración y el desarrollo de la argentina moderna eran los temas de cabecera. La revista, que en 1912 llegó a una tirada de 111 mil ejemplares, tenía dos portadas, una a color y otra en blanco y negro y lo que resulta curioso es que al momento de ser lanzada el precio fue de 0,25 centavos pero trece números después cada ejemplar pasó a costar 0,20 centavos, algo que se mantuvo hasta 1939. Además de historietas también había espacio para las noticias internacionales y culturales. Los dibujantes eran los españoles Manuel Mayol y José María Cao quienes le daban un caracter ilustrativo de alto nivel profesional. Esto se repetía también en las publicidades que invadían las 24 páginas de la revista y contaba con ingeniosas publicidades.
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Ejemplar de Don Quijote. Su estilo reflejó la escena política de la época. |
Cascabel, creada en 1941 por el publicista Jorge Piacentini logró captar en viñetas los acontecimientos de la época. La Década Infame, el golpe de estado de 1943, el peronismo y la Segunda Guerra Mundial fueron algunos de los hechos que se reflejaron en viñetas, ya en esa época s enotó una mejor técnica gráfica. La revista, de dibujos satíricos y aguerridos, contenía 40 páginas, tapas a color y un chiste en la portada y en la contratapa. Había también espacio para mensajes editoriales, allí se expedían cualquier tipo de críticas al gobierno. No se ahorraban adjetivos, los golpes de estado eran moneda corriente.
Con el advenimiento del Peronismo y la instauración a los trabajadores de prensa del Estatuto del Periodista Profesional, el estado fue interviniendo poco a poco en la actividad lo que obligó a los sectores opositores al peronismo a sentir el rigor de no formar parte del régimen, quien a su vez impulsó las revistas oficialistas P.B.T y Pica Pica.
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Polémicos dibujos. Cascabel tuvo su auge en medio de la Segunda Guerra Mundial y el peronismo. Elementos infaltables entre sus páginas. |
Sin embargo, desde Cacabel se siguió con la política anti peronista y era común visualziar en sus páginas caricaturas del quien fuera tres veces presidente, ridiculizado y asociado con las políticas nazi-fascistas. Para la revista, Perón era sinónimo de brutalidad, populismo e ignorancia. La aparición de Rico Tipo provocó una merma en venta de la revista Cascabel. Esto provocó redoblar la apuesta de la revista, quien en esa época intentó ser mas política y ácida que nunca. Tiempo después la llama alguna vez poderosa se fue extinguiendo de a poco. Ni los anti peronista lograron conservarla.
En 1957, Landrú, seudónimo de Juan Carlos Colombres, presentó en sociedad Tía Vicenta. De diseño novedoso y un rápido éxito comercial. Los chistes que emergían de sus páginas mezclaban el humor ingenuo , casi infantil; con la continuación de la crítica al régimen peronista. La época, signada por cambios profundos tales como la modernización del periodismo, el surgimiento de la televisión y la moda, proponía una exquisita cantera de temas a desarrolar en sus viñetas, ya a esa altura clásicas e imprescindibles.
Cada gobierno tuvo su reflejo en Cascabel, el quien fuera presidente Aramburu, su sucesor Frondizi o el general Onganía fueron inmortalizados sin contratiempos. Para Landrú esto era algo natural, todo lo acontecido en el país debía ser transformado en dibujos. Pero su permanencia a través del tiempo y su inclinación al establishment tuvo una repercusión importante. En 1959, Frondizi decretó el Estado de Sitio y la policia detuvo a manifestantes, entre ellos un periodista de Tía Vicenta. Landrú lejos de tomar partido por la situación se desentendió, lo que provocó la reacción adversa de sus colaboradores quienes vieron en este episodio un claro ejemplo de clientelismo político.
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Tía Vicenta. El humor irónico y político en sus viñetas fue base fundamental de su éxito. |
Mas allá de cualquier disputa sus páginas fueron trazadas bajo el pulso de importantes dibujantes como Sábat, Vilar, Copi, Gila, Conrado Nalé Roxlo, Siulnas, Gius, Brascó, Quino y hasta María Elena Walsh.
Cansado de ser ridiculizado por una morsa de enormes bigotes, el por entonces presidente de facto Onganía decidió darle fin a la revista y clausurarla.