Hija de padres desaparecidos, Jorgelina Paula Molina Planas, fue conociendo sus orígenes a medida que crecía. Artista de vocación, volcó sus dudas e
inquietudes identitarias en pinturas y collages que desembocaron en un cambio
radical que consistió en la modificación de su nombre adoptivo en 2010. Luchadora en todas las etapas de su vida, buscó respuestas hasta en la religión. Logró, luego de un largo camino, armar el rompecabezas interior, y así reencontrarse consigo misma, con Jorgelina.
-¿Quiénes fueron tus padres?
-Mis padres fueron militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). A mi padre biológico, José María Molina, lo fusilaron en 1974 en la
masacre de Capilla del Rosario, en Catamarca y a mi madre, Cristina Planas, se
la llevaron, cinco militares de un departamento que
alquilábamos en Lanús. Yo tenía tres años y estaba con ella en ese momento.
-¿Qué sucedió con vos luego de que se llevaron a tu madre ?
-Estuve en el hogar "Leopoldo Pereyra" de Lomas de Zamora. Luego la jueza Delia Pons decidió darme en adopción sin buscar a mis familiares biológicos. Es así que me adopta una familia quienes me cambian el nombre y paso a llamarme Carolina María Sala. Durante 35 años me llamé de esa manera.
-Estuve en el hogar "Leopoldo Pereyra" de Lomas de Zamora. Luego la jueza Delia Pons decidió darme en adopción sin buscar a mis familiares biológicos. Es así que me adopta una familia quienes me cambian el nombre y paso a llamarme Carolina María Sala. Durante 35 años me llamé de esa manera.
-¿Por qué te adoptó esa familia?
-Mis padres adoptivos no podían tener hijos, mi madre tuvo muchos embarazos los cuales no llegaban a completarse, un día ella quedó embarazada y la beba murió en pleno parto. Para tapar esta situación decidieron adoptar sin darse cuenta el vacío que intentaban llenar. Eso no es adoptar, creo que a ambos les faltaba contención psicológica.
-¿El amor de tus padres adoptivos fue correspondido?
-Me cambiaron el nombre a los cuatro años, es impensado hacerle eso a un niño. Soy madre y mi hija tiene una personalidad muy fuerte. Incluso siendo niña ya es consciente de quien es, como se llama y como está constituida su familia.
-¿Que ideología te inculcaron sobre la familia?
-A mi me inculcaron que mi historia empezaba con ellos, sin nada antes, todo lo que pasó antes, según ellos, era malo.
-¿Le preguntabas a tus padres adoptivos por tu familia biológica?
-No, por miedo y también por que sentía que les estaba debiendo un favor. Iba a un buen colegio, ellos me daban todo lo material que necesitaba. Basándome en eso sentía que ellos eran los salvadores de mi historia. Esto de alguna manera provoca una situación de esclavitud, uno vive pendiente de agradar, de agradecer.
-¿Nunca te rebelaste?
-Las veces que lo hice me fue mal, ellos intentaban apagarme, en el fondo era una manera de no reconocerme en mi esencia. Cada vez que yo intentaba rebelarme, mi mamá adoptiva se enojaba y no me mostraba afecto, ante esto era yo la que iba y pedía perdón. Vivía justificando mi existencia, tenía que amoldarme a lo que ellos querían que sea, no podía ser Jorgelina sino Carolina. Nunca se me permitía una rebeldía, debido a estas constantes crisis un día decidí irme a un convento.
-¿Cómo fue la experiencia de ingresar a un convento?
El convento fue un punto intermedio para decidir quien era yo, fue una manera elegante de apartarme de mi familia adoptiva, necesitaba un punto medio y como convicción creía que ése era mi lugar, el cual me permitía ayudar a la gente y conocer un mundo, hasta ese entonces, desconocido por mí. Un mundo de necesidades y de gente carenciada. Conocí a muchas monjas que al conocer mi historia me alentaron a armar el rompecabezas de mi vida. Allí conocí a mi hermano biológico Damián, lo llamé en el 96´ y nos encontramos en un barrio muy pobre en Barrio Nuevo, Merlo, Moreno, provincia de Buenos Aires. En ese lugar era feliz ayudando a la gente necesitada. Fue una experiencia que me enriqueció, ahí me cayó "el balde de agua fría" sobre los años en los cuales estuve encerrada viviendo otra realidad.
-¿Cuándo lograste formarte moralmente y despegarte de tu familia adoptiva?
-Cuando compartí un día entero con Damián me di cuenta que ésa era mi familia, mi origen y que yo me había criado en un entorno artificial, ajeno a mí. Cuando encontré a mis familiares biológicos, quienes me supieron contener, decidí separarme de lo otro, ahí también llegué a la conclusión de que yo quería formar una familia y no ser monja.
-¿Que pasó entonces con tu familia adoptiva ?
-La distancia por ese entonces era cada vez mayor, si no los llamaba ellos no me llamaban. Despegarme de ellos fue un corte muy importante y clave.
-¿Tú familia adoptiva te quiso mas de lo que te controló o al revés?
-Fue un amor posesivo, no fue un amor gratuito. Exigirle a alguien una cantidad de pautas para que te quieran es un amor posesivo.
-¿Cómo fue el proceso de cambiarte de nombre?
-El año pasado mientras me encontraba trabajando en un proyecto artístico (Familias Q´Heridas) dibujé una foto de mi mamá dándome la mano de bebita y me di cuenta que eso no lo podía firmar con Carolina Sala. Ése fue un momento crucial en mi vida, me di cuenta que yo era Jorgelina, el nombre que mis padres adoptivos me habían puesto era una cáscara que ya no me decía nada. Cuando lo decidí fue muy fuerte. La identidad tiene que ver con todo lo que vos traes de historia, lo positivo y lo negativo. La suma de ideas, pensamientos, vivencias, sentimientos y afectos.
-¿Por qué lo decidiste recién al año pasado?
-Fue un proceso larguísimo, sentí que durante muchos años se trató de una búsqueda a través del arte, gracias a los dibujos, el collage y la pintura fui armando un rompecabezas sobre mi identidad.
-¿Que reacciones encontraste en la gente con el cambio de nombre?
-Las diferentes reacciones me sorprendieron gratamente, tenía miedo que me rechazaran, pero resultó todo muy positivo. Al contar mi historia mucha gente se sintió identificada, abrí un canal de diálogo que me sorprendió y también obtuve comprensión desde lo humano.
-¿Qué connotaciones legales puede provocar este cambio de nombre?
-Una abogada de la fundación Abuelas de Plaza de Mayo se hará cargo de la nulidad de la adopción, el juez que intervenga en la causa tiene que reconocer que esa adopción legal tuvo un paso previo ilegal. Al adoptarme me conservaron la fecha de nacimiento pero no así el lugar donde nací. Incluso la jueza (Pons) debió haber buscado a mi familia de origen en lugar de ubicarme con una familia sustituta.
Legalmente la adopción debe anularse, recién ahí voy a poder hacer el juicio de filiación. Consiste en poder también llevar el apellido paterno ya que él al estar clandestino no pudo en su momento darme su apellido. Sin embargo, una escribana en Rosario me comentó que días previos a que sea fusilado en Catamarca él había iniciado un pedido para darme su apellido. Debido a esto debo realizar el trámite correspondiente, el cual incluye una exhumación de los restos de mi padre. Sin dudas, es un largo camino.
-¿Como ideaste la muestra Familia Q´ Heridas?
-Cuento mi historia como Jorgelina, convoqué a otras artistas, todas hijas de desaparecidos. La idea del proyecto más allá del orden artístico es invitar a la gente a la reflexión sobre un tema que nos une como sociedad, el referido a la identidad. Hacer repensar a la gente lo importante que es reconocerse. Por eso quise organizar la muestra en un lugar abierto al público. En un espacio donde todo el mundo pueda asistir.
-¿Que significó el altercado en la muestra, en el cual jóvenes sabotearon parte del material artístico?
-Por suerte, no hubo daño de obra, sí me pareció que fue un llamado de atención, me chocó ver todo tirado, eso habla de un mecanismo ya usado por los aparatos de aquella época.
En el Centro Cultural Recoleta (CCR) nos dijeron que fue la primera vez que había pasado algo así en una muestra de DDHH; el primer piso es un lugar totalmente solitario, no había nadie que cuidara la muestra. El CCR debió haber tomado los recaudos necesarios para que esto no ocurra.
-¿Quién es Jorgelina y quién es Carolina?
Jorgelina es lo auténtico, lo que tanto tiempo quise ser y no pude, es la persona libre que puede tomar decisiones, que puede elegir ser feliz.
Carolina en cambio, es ahora una máscara que se cayó y que no tiene autoridad moral, ese nombre me queda chico, pero antes había ocupado un lugar importante ya que me daba seguridad, en el fondo me protegía de un mundo de dudas que tenía.
Mi lucha interna era: ¿Qué lugar le daba a Jorgelina y cuál a Carolina? es curioso porque Carolina ocupó más de 30 años de mi vida. Sin embargo, siempre supe que era Jorgelina.
Militancia, los 70´y compromiso ciudadano
-¿A que se debe el compromiso que los jóvenes militantes demostraron durante la última dictadura?
-Los que estaban comprometidos con la militancia creían que esa era la mejor manera para que las cosas cambiasen pero tuvieron sus errores. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) no tuvo un final bueno, pero eran dueños de una firme convicción de que esa era la manera, se equivocaron, es cierto, pero soñaban, a pesar de todo, con cambiar las cosas e iniciar un mundo mejor.
Anhelaban una revolución que sea capaz de arrancar de raíz todos los años de imperialismo. No tuvieron en cuenta que inevitablemente el ser humano comete errores. Esto lo digo por el hecho de levantarse en armas. Fue un gran error, quisieron representar al pueblo pero lo que el pueblo quiere es trabajo, progresar a través de esto, la gente deseaba salir adelante pero no a través de la violencia.
-Luego de más de treinta años transcurridos. ¿Creés que hay un resurgimiento de la militancia? ¿Se aprendió algo?
-Sí, hubo un avance enorme, la juventud de hoy dispone de un compromiso mayor, el hecho de jugarse con sus ideas es ahora algo factible, pero falta mucho diálogo.Un punto en el que hay que crecer incluye el diálogo, el reconocer nuestros errores, de derecha y de izquierda. Hay muchos extremismos y hace falta reflexionar sobre las cosas, no es todo tan malo ni tan excelente. En Argentina todavía no se sanaron todas las heridas.Tenemos una porción de verdad que hasta que no la compartamos con el resto no vamos a salir adelante.
¿Cuales son esos errores de izquierda?
-Hubo una rebeldía por parte de algunas organizaciones de izquierda que no eran escuchados dado que la autoridad estaba cerrada a sus reclamos. Cuando te sentís respetado y escuchado la violencia baja; de otro modo, ésta prevalece. El grave delito fue que no se recurrió a la ley, pero no para detener, torturar, matar a familias, sino para apacigüar las cosas.
Los militares sostuvieron históricamente que los guerrilleros mataban, en menor medida, a ciudadanos inocentes, pero yo nunca vi a un hijo de un militar que sea secuestrado por un guerrillero y que éste sea criado y educado como tal. Tampoco hubo mujeres de militares embarazadas que hayan sido secuestradas y torturadas.
¿La justicia se tomó su tiempo para juzgar a los genocidas?
-Si bastante, todos los que somos hijos de desaparecidos tenemos mas de 35 años, tuvieron que pasar todos estos años para que los que fuimos víctimas tomáramos conciencia de lo que pasamos, y todas las consecuencias que esto trajo a nuestras vidas. Muchos de los que estuvieron alrededor nuestro no hablaban del tema. El asunto estuvo dormido por muchos años por una cuestión de autoprotección. Cuando sufriste cosas tan graves, o te haces cargo de lo que te pasó, o comenzás a vivir como en una nube y así evadís el problema. Eso fue lo que nos pasó. Luego del mundial 78´ pensábamos que acá no había pasado nada. Jamás nos habíamos sentado a charlar sobre lo que nos sucedió. No hubo intención de cerrar las heridas.
El día que nos sentemos todos a reconocer los errores, y que los militares involucrados tengan algo de autocrítica, los juicios van a ser cosas más naturales.
A nivel histórico 30 años no es mucho...
-Todavía falta, nuestros hijos van a ver un cambio mayor, aún les podemos transmitir a ellos valores para que esto no se repita. Está en ellos producir cambios para que las heridas tengan otros frutos, pero no desde la bronca o el rencor. Tenemos que reconstruir el país desde una verdad auténtica.
¿Es muy descabellado pensar que puede volver a pasar?
-Si hoy como ciudadanos no nos comprometemos con lo que nos toca, puede volver a pasar. Siempre está el juego de poderes, hay mecanismos para que la gente se distraiga, no piense y no vote. Cuanto mas compromiso por la democracia haya, será más difícil que esto suceda.
¿Entonces algo se evolucionó?
-Hay un cambio en la gente y en los jóvenes. Existen cosas que se aprendieron de los 70´, la idea es sacar lo positivo de aquellos años. Crecer es esto, buscar aquellas experiencias que te ayudaron y tener en cuenta las que no. Tenemos que aprender de los errores y ser concientes que cuando votamos, nos tenemos que hacer cargo. Los cambios a nivel de sociedad se logran con la fuerza de la gente. Es necesario participar como ciudadanos, dialogar, tener voz y voto.