Sesiones ordinarias
En inglés, si querés decir que algo es ordinario tenés que usar el verbo "common" en cambio si querés decir que algo es común lo correcto es utilizar lo que la lógica hispánica establecería como lo contrario: ordinary.
La 130º apertura de Sesiones Ordinarias incluyó entre otras particularidades, panfletos en contra del grupo Clarín, cánticos cual estadio de fútbol, lluvia de papelitos y billetes con la cara del Sr. Vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, y un discurso de la Dra. Cristina Fernández de 195 minutos, dejando entrever que lo sucedido en el Parlamento fue algo tan ordinario como poco común. En cualquier idioma que se piense.
Resulta curioso observar a la Presidenta: obstinada, cansada, enojada, llorisqueando, aguerrida, fuerte, débil y casi omnipotente en ese barnizado asiento . Se inclinó y su ráfaga, su aliento llenó de Peronismo Kirchnerista el recinto legislativo. Sus ideas, su poco coraje para enfrentar una autocrítica devolvieron una imagen mezquina, de una persona que no concilia con la oposición; cuyo poder ya es longevo y casi absoluto. El Parlamento porteño así lo entendió y aplaudió, gritó y disfrutó junto con la Dra. Kirchner.
"Algunos quieren utilizar la tragedia. Se puede hacer política y oposición con cualquier cosa menos la muerte, por eso creo que las decisiones que tengamos que tomar, las vamos a tomar" comentó en referencia a la tragedia de Once. Es contradictorio que piense que mencionar lo ocurrido en Once es hacer política cuando un par de horas atrás en uno de sus tantos discursos hizo subir al estrado a una de las víctimas; en ese caso no fue un acto político, sino un acto de ¿amor? ¿compasión? ¿ternura? El sistema de transporte nacional es tan pobre que si se toma una foto de tren de Nueva Dheli (India) sería un calco de algún vagón porteño. Sin embargo, para la letrada Presidenta el servicio de transporte no tiene fisuras.
Es incomprensible también que se haya referido a los maestros desde un punto de vista primitivo, antagónico y hasta irrespetuoso. No hace falta ser un erudito de la información para enterarse que los maestros no tienen tres meses de vacaciones; trabajan hasta finales de diciembre y retoman las tareas en la primera o segunda semana de febrero y que el sueldo básico que reclaman no vale ni un centímetro de parcela de sus tierras patagónicas. Pero Fernández de Kirchner no se detuvo en estos detalles y siguió opulenta desperdigando cifras, datos y nombres; entre sus preferidos estuvo el de Mauricio Macri. El Jefe de Gobierno fue un punto clave en su discurso y por poco lo calificó de anticristo. Si le llamó la atención el pelotazo que Macri devolvió es por que los kirchneristas no entienden el juego, su juego. Repasar la historia reciente refresca la mente y los conceptos: en pleno conflicto con el campo era Cristina quien basaba sus discursos en una cuasi guerra mediática Gobierno-Campo. En contiendas tan radicales la señora Presidenta no admite otro resultado que la victoria y si esto peligra no duda en dejarlo claro. "Es poco serio, pero además es profundamente injusto con el resto del país, uno puede cambiar de esposa, de auto, pero no devolver contratos y concesiones" comentó ofuscada por el match perdido. En realidad, lo que hizo Macri, quien no tuvo piedad para con los ciudadanos que lo votaron ampliamente, fue seguir el juego kirchnerista y plantarse, devolver lo que nunca le dieron, cantarle las cuarenta sin hacerlo y denunciar el poco diálogo con el Estado.
Luego llegaron los momentos sublimes y las cifras danzaron por el aire ronco del Parlamento, los funcionarios enrojecieron sus manos y hasta el Juez español Baltazar Garzón, flamante asesor de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, reverenció la 130º Apertura de las Sesiones Ordinarias.
El resurrecto conflicto con Gran Bretaña por las islas Malvinas también fue un tema infaltable: Kirchner propuso tres vuelos desde Buenos Aires hasta el archipiélago. Con la escalada de tensión que el Gobierno creó, esa idea es un sueño inalcanzable, algo utópico e inocente. Si la idea es conciliar o dialogar, la línea de discurso debería ser otra. Incluir a los isleños no excluirlos.
La ordinariez, la argentinidad y el kirchnerismo estuvieron más al palo que nunca, justo cuando queda un tiempo largo de Cristina Kirchner como conductora de un modelo más nacional y popular que nunca, un modelo que lleva 8 años, la edad de muchos niños del país que aún no pudieron comenzar las clases.
Recibimiento. La Presidenta recibe ovaciones al inaugurar el 130º periodo de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación. |